Desde la antropología del estado y los estudios críticos raciales, este caso explora los vínculos entre las lógicas del racismo institucional, el acceso a la salud y los procesos de racialización en la oferta de servicios públicos en México.
A través de un caso de violencia obstétrica en contra de Irene Cruz Zúñiga analizamos cómo la estructura y la cotidianidad institucional operan para inferiorizar sujetos y reforzar el privilegio de burocracias y élites sociales.
El caso de Irene Cruz Zúñiga una mujer Mixteca de Oaxaca, nos permite transitar desde un momento de ilusión en su vida por su primer parto, hasta una tragedia que la deja postrada e inerte en su cama por ya casi 20 años. Este caso impactante que concluye en una tardía reparación de daños, nos permite examinar las maneras en que las instituciones públicas están racialmente configuradas, dándonos una importante beta explicativa de la falta de efectividad de los derechos y las políticas del México contemporáneo.
Lo que le pasó a Irene nos permite entender por qué, aunque existen algunos cambios normativos y sensibilidad de ciertos funcionarios respecto al fenómeno del racismo, las inercias institucionales hacen difícil la concreción de derechos a través de servicios públicos eficaces. Aunque el Estado mexicano incorpore nuevas normas, procedimientos, instituciones y supuestas ampliaciones de derechos, el racismo se reproduce porque desde su origen la razón de estado en México es heredera de la dominación colonial y está íntimamente ligada a la relación superior-inferior que distingue estratos de la sociedad mexicana. Esta relación definirá a quienes pueden dar contenido a los servicios públicos y a quienes los van a recibir.
La falta de efectividad de los servicios públicos está paradójicamente vinculada a la fuerte necesidad que los mexicanos racializados tienen de la acción pública ligada a una supuesta superioridad moral e intelectual de quienes ejercen la función pública. La desventaja y pobreza que les han asignado los procesos racistas, lleva a los beneficiarios de la acción pública a aceptar servicios de mala calidad, legitimados más que por su contenido por el privilegio que tienen quienes los dan. Encubiertos bajo el epíteto “estatal”, estas élites y sus seguidores, simulan política moderna en un ámbito cultural del “buen racismo”, el de la caridad.
Más sobre el caso
http://fundar.org.mx/irene-sobrevive-13-anos-de-violencia-obstetrica-en-oaxaca/